La Bienvenida-Castillejos Volcánicos-Sisapo-Río de la Cabra-Caracollera-Río Valdeazogues-Sendalamula
17 marzo 2013
17 marzo 2013
Crónica
del 2º Encuentro de Grupos senderistas de Castilla-La Mancha
La Bienvenida-Caracollera-Sendalamula
17
de marzo de 2013
Aunque el pronóstico del tiempo avisaba de un
día lluvioso, eso no fue impedimento para que miembros de los clubes
senderistas de Argamasilla de Alba (Zancajos), Tomelloso (Tomesenda) y
Puertollano (Ecologistas en Acción-Valle de Alcudia) se reunieran el pasado
domingo, 17 de marzo, para celebrar con una marcha senderista el 2º Encuentro
de grupos senderistas de Castilla-La Mancha.
Como el grupo anfitrión era el encargado de
organizar la ruta, programamos una travesía del Valle de Alcudia por su zona
central, concretamente desde la Bienvenida hasta Sendalamula, pasando por el
puerto de Caracollera.
Pasadas las diez de la mañana llegamos con
los autobuses hasta la Bienvenida y, después de saludar a los compañeros de los
otros clubes, visitamos exteriormente la restaurada venta, para dirigirnos a
continuación al menor de los castillejos volcánicos, resultado de apilaciones
de coladas viscosas que rellenaron una fractura del terreno, que con 727 m . permitía unas vistas
impresionantes de todo el Valle de Alcudia (bueno, hasta donde nos dejaban las
amenazantes nubes); también nos permitió contemplar el “desayuno” de una casi
multitudinaria concentración de buitres, negros y leonados, que en las
proximidades daban buena cuenta de los restos de alguna res descarriada o
muerta. Bajamos del castillejo y nos dirigimos a las ruinas de la antigua
ciudad romana de Sisapo, que pacientemente excavan durante los veranos los
alumnos de la Universidad de Castilla-La Mancha. Tras unas breves explicaciones
sobre la importancia del lugar (habitado desde el s. VII a.C. hasta el s. V de
nuestra era, nudo de comunicaciones y centro administrativo en época romana),
comenzamos la ruta programada entre rebaños de ovejas que, en la distancia,
contemplaban asombradas el paso de aquellos extraños transeúntes que,
acompañados a ratos de una fina lluvia pero disfrutando de la belleza del
lugar, alteraban su tranquilo rumiar.
La “alegría” de la mañana llegó cuando
alcanzamos el río de la Cabra y contemplamos como el nivel del agua cubría más
de medio metro sobre el vado que debíamos cruzar: armados de valor y de alguna
queja por el susto de los que no estaban avisados (o no se lo creían), nos
quitamos calcetines y botas, nos enrollamos los pantalones hasta las rodillas y
nos dispusimos a probar la calidez del agua que llevaba el río; cruzamos sin
muchos percances y una vez secos los pies y repuesto el calzado, continuamos la
marcha, una vez más con la ligera llovizna que intermitentemente se empeñaba en
seguir con nosotros. El camino nos lleva ahora por un encinar relativamente
bien conservado pero con una particularidad: en un espacio como de un kilómetro
cuadrado se encuentran muchas encinas que han sido calcinadas por la caída de
rayos en diferentes momentos, fenómeno no repetido en otros lugares del valle.
Superado el puerto de Caracollera, el camino nos llevó a la estación del mismo
nombre, donde teníamos previsto dar buena cuenta de los bocadillos (ahora ya no
era fina lluvia lo que nos caía, sino algo más persistente y contundente.
Puestas así las cosas, decidimos no continuar la ruta hacia Sendalamula (lo que
nos obligaría a descalzarnos otra vez para cruzar el río Valdeazogues), sino
seguir el camino otro par de kilómetros hasta el puente de la carretera sobre
el mismo río, donde nos esperaban los autobuses para traernos de regreso, no
sin hacer una pequeña parada en Sendalamula para saludar a los vecinos y un
descanso para el café en Brazatortas, y despedirnos de los amigos que nos
habían acompañado en esta bonita, y pasada por agua, ruta senderista.
Manuel Mohedano Herrero
Ecologistas en Acción-Valle
de Alcudia
Fotos: Vicente Luchena