Crónica
de la ruta senderista
Villapalacios
– Cárcava de la Pileta (Sierra de Alcaraz, Albacete)
María
del Pilar Monescillo Castellanos
Amanece el domingo 19 de Noviembre 2017, son las
07:30 cuando el grupo de senderistas “Ecologistas en acción-Valle de Alcudia”,
nos reunimos en el punto de encuentro para disfrutar de un hermoso día de otoño
y poner rumbo a otras tierras manchegas, provincia de Albacete y concretamente
a Villapalacios, desde aquí nos
adentraremos en la Sierra de Alcaraz para terminar en la Cárcava de la Pileta.
El recorrido
hasta llegar al destino, pasará por Argamasilla de Calatrava, Aldea del Rey,
Moral de Calatrava, Valdepeñas, Pozo de la Serna, Alcubillas, Villanueva de los
Infantes, Villahermosa, Villanueva de la Fuente, Reolid y Villapalacios, al que
llegamos a las 10 de la mañana y en uno
de sus bares tomamos un buen desayuno que nos ayude y dé fuerzas para andar los
18 kilómetros hasta llegar a nuestro destino.
Comenzamos la marcha, siempre de manera ascendente
por el Valle del río de la Mesta, hasta alcanzar los 1.771 m. de altitud y
llegar a la base del macizo del Padrón y la Sarga. La Sierra de Alcaraz forma
parte de la Cordilleras Béticas, que son un conjunto de sistemas montañosos que
se extienden por el sur de la península ibérica, desde el golfo de Cádiz hasta
Alicante y Baleares. Forman parte del Arco de Gibraltar y se subdividen en las
cordilleras Prebética, Subbética y Penibética. Es un vasto conjunto montañoso
que se alarga más de 600 Km. desde el Estrecho de Gibraltar hasta el Cabo de la
Nao y que incluso continúa por debajo del mar para aparecer en las Islas
Baleares. Su extremo más estrecho está en la zona de Gibraltar y se va
ensanchando hacia la zona oriental, donde se pone en contacto con el zócalo
herciniano de la meseta. Dentro de estas divisiones, la Sierra de Alcaraz forma
parte de la Cordillera Prebética. Su pico más alto es el Pico Almenara, de
1.796 m., y el segundo pico más importante es el Pico de la Sarga, de 1.769 m.
El cauce del río de la Mesta, ahora con muy poca
agua, está marcado por las plantas que sobreviven con la poca humedad que queda
en el terreno, hileras de álamos, que crecen esbeltos y conservan sus hojas
multicolor que aún no se han caído, aunque ya el otoño está muy avanzado, la
temperatura a estas horas (12:00) podría decirse primaveral, por lo que las
plantas andan un tanto confundidas en su ciclo vital.
A lo largo del camino, algunas casas de campo con
sus pequeños huertos, y su perros guardianes, disponen de un sistema de regadío
por acequias, que mediante inundación riegan los olivares centenarios, de
grandes troncos retorcidos y verdes copas salteadas de los frutos ya maduros
que darán cosecha aceitera con denominación de origen Sierra de Alcaraz.
Higueras, manzanos, perales, nogales, nos acompañan
y ofrecen frutos que no han sido recolectados, al tiempo que nos maravillan con
el color de sus hojas ocres, amarillas, doradas que son atravesadas por los
rayos de sol dando un tono cálido a la luz que nos rodea cuando descansamos a
su sombra para refrescarnos, tomar fotos y cambiar impresiones con los
compañeros de camino.
El valle se estrecha y la pendiente del camino se
acentúa, la vegetación cambia a especies de montaña, pinos, la sabina, enebro,
acebo, castaño, zarza, aliaga, torbisco, esparragueras, tomillo, espliego,
mejorana, rascavieja, oraval, hinojo, té de campo, retama y gordolobo.
La fauna es muy rica en este paraje, y junto a las
especies más comunes, como son el conejo, liebre, jabalí, cabra montesa, perdiz
roja, encontramos otras en peligro de extinción como el águila real, águila
perdicera, búho real, garduña, lince y halcón peregrino, entre otras, si bien
es cierto que no hemos avistado a ninguno de ellos, si hemos escuchado el
sonido del pájaro carpintero trabajando la madera.
El silencio y la calma del lugar invita a ascender
saboreando las vistas del macizo del Padrón, sus picos, la vegetación, pinos
que han crecido al borde del precipicio, el colorido de la piedra, el azul
intenso del cielo, la hojarasca seca que cruje al ser pisada y el verde pinar
nos emociona por el deseo de coronar la Fuente de la Pileta. Al tiempo que nos angustia el olor a madera cortada
producto de la tala de pinos que se apilan al lado del camino, entendemos la
necesidad de la tala, siempre que sea controlada en beneficio de la especies
del pinar y del bosque en general.
Avistamos la Fuente de la Pileta en un claro al
final del camino, es una obra de nueva construcción realizada en piedra a modo
de pequeño refugio, un chorro de agua fresca
cae de manera continua a una pila y de él bebemos para saciar la sed
tras el largo camino y el intenso calor.
En breves minutos y a los pies del macizo del
Padrón, bien hidratados nos disponemos a comer, menú de senderista, bocatas al
gusto, tortilla de patatas con pimientos, ensaladas variadas, jamón, chorizo,
queso, cerveza e isotónica, fruta fresca y los más golosos terminan con
chocolate y un café capuchino para rematar la sobremesa, no dura mucho pues el
sol queda oculto por la pared de piedra y la temperatura baja en minutos para
dejarnos helados.
Así retomamos las mochilas y bastones, nos ceñimos
las cazadoras y subimos un pequeño tramo hasta el naciente del río de la Mesta,
agua poco abundante por la sequía que padecemos a estas alturas del año, el
camino se hace más angosto, empinado y pedregoso, comienza el ascenso al
macizo, pero será en otra ocasión, ahora toca hacer la foto de grupo de manos
de Vicente y Manolo, guías de nuestra caminata.
Desandamos los últimos kilómetros del camino hasta
llegar al punto de encuentro con nuestro transporte que nos llevara al pueblo
de Bienservida, para disfrutar de tiempo libre y tomar un café. Nos animamos a
seguir de visita en el casco urbano de este pequeño pueblo, pero muy bien
conservado, sus calles bien enlosadas nos llevan hasta la plaza, donde se
encuentran los edificios del Ayuntamiento, el Museo de la Virgen del Turruchel,
que así se llama su patrona, y la iglesia de San Bartolomé con su pórtico
románico, pórtico coronado por un elemento costumbrista del pueblo en honor a los
quintos del pueblo, figura en desuso, pero que la tradición mantiene en este
pueblo los días de Semana Santa, son esos días, que los quintos del año ofrecen
cintas con sus deseos a la Virgen y ahí permanecen durante todo el año.
La plaza cuenta con dos fuentes, una ornamental sin
funcionamiento y otra de agua potable con 4 grifos; en sus bordes nos sentamos
a esperar que abra la Iglesia la Srª Marita, que todos los días a las 17:30 h.
abre la iglesia para rezar en compañía de otras parroquianas, 4 ó 5, que todos
los días se encuentran para rezar el Rosario.
Nos saludamos y nos invitan a entrar a la iglesia
del siglo XVI, encienden luces para mostrar el tesoro de su altar mayor,
presidido por un retablo de madera policromada de grandes dimensiones que data
del siglo XVI y XVII, declarado Bien de interés Cultural.
En sus primeros pisos de estilo barroco, contiene hornacinas
vacías de santos que desaparecieron en tiempos de guerra y que podrían ser los
evangelistas, y pinturas anónimas con motivos de la vida de Jesús. En el centro
del retablo, su patrón San Bartolomé, de estilo gótico, acompañado de San
Esteban, San Lorenzo, San Juan Bautista, y San Sebastián.
En el tercer piso están los santos sanadores, San
Cosme a la izquierda, San Damián a la derecha, San Blas, y Santa Quiteria, y en
el centro Santa Ana.
En el último piso, hay un Calvario renacentista del
siglo XVII, en donde estarían San Francisco de Asís a la izquierda, y San
Jerónimo a la derecha del Calvario. Para terminar, en el friso está el Padre
Eterno, con la bola del Mundo, y la bóveda de nervadura de estilo gótico. La
iglesia contaba en el coro con un órgano
tubular, del que solo queda su cara externa.
Figuras importantes en la iglesia son la patrona,
la Virgen del Turruchel, que cuenta con capilla propia, la Virgen de la piña y
el Cristo Crucificado.
Damos por terminada nuestra visita y qué mejor recuerdo
de este día, que el canto que Marita y Alejandra nos dedican: “el Canto a la
Virgen de Turruchel”. Nos aplauden por visitar su pueblo, gentes de La Mancha
llanas y cercanas. Gracias Chicas.
Ponemos rumbo a nuestro pueblo, Puertollano,
desandando el camino. Tenemos tres horas para descansar, cambiar impresiones y
mirar nuestros tesoros fotográficos que serán parte del recuerdo de este bonito
día. Hasta la próxima compañer@ de camino.
Fotografías: Vicente Luchena