Crónica de la ruta senderista Las Fuentes de Agua Agria de Villaharta (Córdoba)
Rosario del Pozo
Izquierdo
Llegamos
a las 7’30 horas al autobús para reencontrarnos con conocidos senderistas,
amantes de transitar por los caminos. Esta vez ha coincidido con el cambio
horario de invierno, con lo que, a pesar del madrugón, ya ha despuntado el alba
y podemos ver bien las caras de todos los que haremos esta ruta. Esta vez tiene
como objetivo visitar un paraje sorprendente y un conjunto de manantiales
conocidos como Las Fuentes de Agua Agria de Villaharta, aunque pudimos saber
después que la mayoría están en el término municipal de Espiel, ambos
municipios pertenecen a la provincia de Córdoba, estando la capital a unos 35
Km. aproximadamente. La ruta está calificada de dificultad baja y la distancia
a recorrer será de unos 11 Km. aproximadamente.
El día
en Puertollano amanece despejado. Iniciamos el viaje por la carretera nacional
420 y seguidamente nos desviamos hacia la Bienvenida y en el cruce hacia
Torrecampo, Pedroches, Pozoblanco y Villaharta. En el bar y restaurante El Cruce,
con pastelería propia, hacemos un alto en el camino para tomar ese desayuno tan
esperado por la mayoría de los senderistas. Todo funciona perfectamente porque
además de las tostadas tan deseadas, hay otros complementos que cada cual elige
a su gusto.
Reiniciamos
el camino y un poco después bajamos del autobús y comenzamos el recorrido.
Vicente da las informaciones generales de la ruta explicando que en algunos
tramos pasearemos por el Camino Mozárabe de Santiago, que a su vez coincide con
la Cañada Real Soriana Oriental, y también con un sendero de Gran Recorrido el
GR-40, que atraviesa toda Sierra Morena de Este a Oeste. También explica que
visitaremos siete de las doce Fuentes de
Agua Agria de la zona, todas en el mismo venero, que se conocen desde el
siglo XIX. Se descubrieron coincidiendo con el reinado de Alfonso XIII. La
mayoría tienen antiguos kioskos o templetes que cierran los manantiales, de
diferente estilo y grado de conservación.
Explican
Manolo y Vicente que, haciendo caso de lo que decían los doctores que
estudiaron sus aguas, el doctor Isidro
Vázquez, nombrado en 1873 por la Dirección de Sanidad para atender el balneario de Aguas de Villaharta y el doctor Joaquín Palacios, amigo del
anterior, afirmaban que estas aguas tienen propiedades terapéuticas para muchas
enfermedades. Voy a transcribir lo que está escrito en alguno de los paneles: “podemos decir que sus primeros efectos se
hacen sentir en las funciones digestivas, produciendo una digestión fácil y
rápida, despertando el apetito; en el sistema vascular, haciendo más frecuente
y desenvuelto el pulso; en el aparato urinario, mejorando diversas afecciones
(clorosis, anemia, hemorragias pasivas; en los accidentes histérico espásmicos,
neuralgias, metrorragias, dismenorrea, leuconea, hidropesia e infartos
viscerales); también actúan contra la esterilidad, porque curan la clorosis y
desarreglos menstruales que la originan”.
También
nos nombran algunos personajes relacionados con este territorio y sus fuentes,
escribo lo que dice un panel informativo: “Un
personaje importante en la historia de estas fuentes fue Elias Cervelló y Chinesca. Este facultativo del Cuerpo Nacional de
Obras Públicas a mediados del siglo XIX estuvo trabajando en la carretera
Córdoba-Almadén y oyendo hablar a los lugareños de las propiedades curativas de
las aguas de estas fuentes quiso adquirir los terrenos donde se localizaban los
manantiales propiedad del Duque de
Bervik y de Alba a lo cual se negó el aristócrata, comprándola seis años
más tarde en una subasta realizada en Madrid el Duque D. Rafael Barroso, abogado cordobés, el cual le propuso
explotarlas conjuntamente ya que su único hijo curó de sus dolencias gracias a
esta agua”.
Finalmente
aconsejan seguir las orientaciones necesarias sobre senderismo ya que esta vez
también nos acompañan algunos senderistas nuevos.
Comenzamos
por el sendero de Pedrique visitando la primera fuente, llamada Fuente de Malos Pasos, con un templete
en ladrillo semejando una casita, con tejado a dos aguas y puerta y ventanas en
arco. El interior tiene un zócalo de azulejos. Presenta un aspecto muy cuidado.
Seguidamente
visitamos la Fuente del Cordel, habiendo
dejado a la derecha y escondida una pequeña fuente, llamada de La Belleza. Se puede pensar que ambas
tienen la misma afloración porque distan pocos metros entre sí. Esta fuente del Cordel, también ha sido restaurada
con ladrillo en forma un hexágono, tiene los huecos de puertas y ventanas
adinteladas y un tejado saliente con gran alero que protege de los fríos y da
sombra a la fuente. El interior también posee un zócalo cerámico, y aquí
pudimos sacar por primera vez nuestros cacillos, vasos o botellas para probar
el agua, y compararla con nuestra agua, de la Fuente Agria de Puertollano.
Después,
llegamos a la Fuente de la Lastrilla,
que nos sorprendió ya que no estaba al resguardo de ningún kiosko. Es una
fuente rústica en un entorno lleno de vegetación de bosque mediterráneo.
Continuamos
hacia la siguiente, realizando un tramo por la antigua carretera de
Córdoba-Almadén hasta llegar a la llamada Fuente
Agria. Para visitarla se necesita pedir la llave en una de las casas
cercanas, el antiguo Balneario de la Fuente Agria. Cerca hay un panel
explicativo que informa sobre esta fuente (algunas ya las he transcrito unos
párrafos antes) y donde se puede leer también que fue declarada de utilidad pública en 1873.
También explica que esta fuente es la única que está analizada, y que ya ese
mismo año se consideró “por su
composición y por los efectos causados en diversos pacientes estudiados,
superior a la de otros yacimientos de reconocido prestigio nacional: Marmolejo (Jaén), Puertollano (Ciudad Real) y Lanjarón
(Granada), e incluso, internacional, concretando en Vichy (Francia), Porla
(Suecia) y Espa (Bélgica)”.
Según el
citado anteriormente doctor Vázquez “en
estas aguas predomina el ácido carbónico, los bicarbonatos alcalinos y el óxido
férrico, existe más cantidad de óxido de hierro y bicarbonato de sosa, cal y
magnesio que las de Marmolejo, Puertollano y Lanjarón, si se une a esto la
presencia de ácido sulfúrico, cloro, amoníaco y potasa (sustancias que no se
hayan en las demás aguas de su clase), podemos afirmar que las aguas de
Villaharta ocupan uno de los primeros puestos en todas las de su especie
conocidas y estudiadas”. Está escrito en el panel que “por su carácter medicinal se le otorgaron las medallas de bronce y
plata en la Exposición Farmacéutica de Madrid en 1882 y en la Universidad de
Barcelona en 1888. Una década después contaba con depósitos de distribución en
España y algunas capitales del extranjero”.
El
antiguo Balneario de la Fuente Agria
está situado junto a la carretera y está formado por un conjunto de casitas
modestas. La fuente, copio lo que está en el panel “está situada en un enclave rodeado de bosque y matorral. D. Elías
Cervelló (ya nombrado unos párrafos más arriba) trazó el pabellón del manantial, de forma octogonal, ejecutado en
hierro y cubierto el suelo de mármol rojo. En el centro se encuentra la roca de
la cual brota el manantial principal, cuyas burbujeantes aguas inodoras, claras
y transparentes tenían un “sabor agrio y estíptico (sabor metálico astringente)
muy pronunciado”. Este templete está muy deteriorado, necesita una gran
rehabilitación.
Continuamos
nuestro recorrido y llegamos a la Fuente
de la Lastra, y allí los restos de un edificio de ladrillos en ruinas y que
no supimos identificar. ¿Quizás fue un molino habitado? Nos sorprendió la gran
escalera granítica para salvar el desnivel que nos llevó hasta la cubierta, los
restos de piedras talladas de molino, su bóveda, su tamaño…
Emprendimos
de nuevo la ruta para llegar a la siguiente, y última, fuente, la llamada de San Rafael. También se encuentra en una
edificación esbelta de ladrillo macizo con forma de prisma cuadrangular en la
base, y cubierta con una bóveda. La puerta y ventanas terminan en arco. En el
interior realizado en cerámica se encuentra la imagen del santo que da nombre a
la fuente. Esta fuente está bastante descuidada tanto el templete como el
manantial, ya que el agua brota subterráneamente y la pila que recoge el agua
está con distintas materias sólidas.
En los
alrededores de este paraje nos dispusimos a comer, acomodándonos a la sombra
nuevamente, ya que hacía un día soleado y con temperaturas nada acordes a esta
época del año. Como es habitual, dimos cuenta de nuestras viandas y bebidas
mientras charlábamos alegremente, descargando las mochilas, lo cual es muy de
agradecer.
Ya más
ligeros de equipaje continuamos nuestro recorrido, atravesando un riachuelo por
debajo del puente, para salvar la valla que corta el camino que da acceso a
nuestro siguiente destino, que fue visitar las ruinas del antiguo Balneario de Santa Elisa. El paraje es
espectacular, los eucaliptos portentosos recuerdan los jardines en su mejor
esplendor, el edificio principal es monumental, las fuentes y los bancos llamados
de tu y yo en la entrada, la puerta y zonas de acceso, los edificios anexos…, todo
recuerda al linaje de sus dueños y a las personas que allí se pudieron alojar,
entre ellos el ministro Romanones.
Desandamos
el último trayecto y continuamos por el trazado de la antigua carretera hasta
llegar nuevamente al punto de partida donde nos esperaba el autobús y de nuevo
podemos tomar algunos cafés, cervecitas, vino de Villaviciosa, tapitas, postres…,
todo al gusto de cada comensal. Algunos senderistas también adquirieron
productos de la tierra, como aceite o miel.
Para
finalizar el recorrido, el autobús nos acerca hasta el camino que nos lleva al
Monasterio eremita de Pedrique. Bajamos del autobús y caminamos hasta este
valle de la Sierra Morena cordobesa en donde aparece este monasterio
perteneciente al término de Pozoblanco. Sólo pudimos ver el exterior, pero las
vistas, tanto en el acceso, como en los alrededores del monasterio, merecen la visita. El Monasterio de Pedrique fue desde el siglo XIII lugar de meditación y retiro espiritual para ermitaños. Ya en el siglo XVIII, se adquirió esta finca que entonces era un olivar y un huerto. La inversión en repoblar el olivar y trabajar el huerto, hizo del monasterio un lugar autosuficiente y próspero.
Pedrique se convirtió, en los 25 últimos años, en el lugar de trabajo y descanso de Aurelio Teno, conocido escultor cordobés, con obras de prestigio en distintos lugares del mundo y del que queríamos conocer su obra. Dicen que "El arte de Aurelio Teno se funde con la naturaleza y la arquitectura". Sólo pudimos ver el exterior, y casi a la entrada hay una escultura grande realizada en madera de un crucificado.
Regresamos caminando hasta el autobús y ya sin más paradas regresamos a Puertollano sobre las 8 horas de la tarde, por el mismo itinerario por el que habíamos ido. Fue un domingo estupendo.
Pedrique se convirtió, en los 25 últimos años, en el lugar de trabajo y descanso de Aurelio Teno, conocido escultor cordobés, con obras de prestigio en distintos lugares del mundo y del que queríamos conocer su obra. Dicen que "El arte de Aurelio Teno se funde con la naturaleza y la arquitectura". Sólo pudimos ver el exterior, y casi a la entrada hay una escultura grande realizada en madera de un crucificado.
Regresamos caminando hasta el autobús y ya sin más paradas regresamos a Puertollano sobre las 8 horas de la tarde, por el mismo itinerario por el que habíamos ido. Fue un domingo estupendo.
Fotografías: Vicente Luchena